Por Diana Progatsky
Ser modelo está lejos de lo que la gente por lo general cree, no todo es glamour y fama, es una forma de vida que contrario a lo que se piense, es toda una disciplina. No solo es posar, son sacrificios y trabajar mucho para ser seleccionada en un casting, en donde se juega la belleza escondida tras la subjetividad.
1. La perseverancia y constancia contra el rechazo constante
Pareciera que es fácil, sin embargo se requiere constancia ya que no basta con ir a un casting, tienes que ir a más de 10 a la semana, moverte por toda la ciudad, esperar tu turno y a veces sólo para que te miren tres segundos y sepan que no es lo que buscan. La competencia es abrumadora pero la constancia es la clave.
2. Dejas de ser una persona y te conviertes en producto
Cuando eres modelo eres un producto, y hasta utilizan la frase como “ya usaste a ésta”. Trabajar con grandes diseñadores y marcas te hace sentir especial, pero siempre debe estar claro que les sirves en este momento después probablemente ya no.
3. Al principio conseguir castings es peligroso
Al principio no se tiene idea de cómo adentrarte en este mundo, y la verdad es un mundo peligroso, existen perfiles falsos, agencias malas y tercerización de pagos. Lo más importante es hacer contactos de confianza y encontrar buenas agencias que no manden a 100 personas a un mismo casting solo por hacerlo, si no que se adentren en tus talentos y te potencialicen.
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4. No cubres todas las expectativas
Las medidas en el modelaje son 90-60-90 y de estatura más de 1.76, una vez que tienes eso de todas formas la subjetividad de cada marca y proyecto es distinta, y no garantiza tu entrada. Siempre hay algo nuevo, no se trata solamente de lidiar con los problemas normales de una mujer, sino que además debes ser más, dar más, no se permiten imperfecciones. Para ser modelo se necesita fuerza, seguridad para saber que a pesar del rechazo y la expectativa somos más, somos personas.
5. Ser modelo no se contrapone con la inteligencia
Ser modelo no está peleado con ser inteligente, tener una carrera, maestría, emprender. El modelaje sin embargo tiene un estigma bastante fuerte, como que somos tontos porque vivimos de nuestro cuerpo, como si no se pudiera tenerlo todo. Yo me considero una persona sumamente inteligente, creativa y emprendedora, preparada con carrera y titulada por promedio. Ser modelo no me hace menos inteligente, no me quita otros méritos.
6. Las propuestas indecorosas surgen constantemente
En este medio es una situación recurrente ya sea directores, fotógrafos, maquillistas pueden tratar de lograr algo contigo, se puede confundir siempre con que te quieren apoyar, lo cual muchos sinceramente hacen, sin embargo hay otros que se van por la misma línea hasta que empiezan a pedir cosas que van más allá de lo ético y profesional. Aquí simplemente es poner tus límites, alejarte de quien no te conviene y denunciarlo para que no siga pasando. A mí me amenazo un director de casting porque no le seguía su jueguito, me amenazo con cancelarme las pasarelas y con quitarme de los eventos que ya había conseguido. La solución siempre es no seder, tú estás primero, así cuando comiences a crecer profesionalmente será real y será por tu esfuerzo, por tu talento.
7. Estar arriba de la pasarela es la sensación más asombrosa
Ok, todo esto parece una queja tremenda sobre ser modelo, pero aquí va lo más importante. Ser modelo es la sensación más increíble de este mundo. Estas en las manos de las mentes más creativas y brillantes en todos los sentidos, trabajas con personas que son arte pura y que te transforman en magia, y una vez que estas arriba de la pasarela y puedes ver a las personas que te miran, escuchar sus aplausos, ver su admiración. Te devuelven parte de ese esfuerzo y hacen que todo el proceso que has vivido, las horas en el gimnasio, las radiofrecuencias, las humillaciones y las horas en las salas de espera de los castings valgan la pena por ese momento.
