Uno de los temas más importantes en la moda y en el vestir es sentirte bien contigo mismo. Hace un par de meses un amigo mío compartió su opinión en el blog sobre algunas dudas y curiosidades que tenía en un post titulado en «El hombre y la moda y la moda en el hombre» ahora comentaba acerca de la percepción que uno mismo causa con su apariencia y su estado de ánimo, el cual depende mucho en lo que proyectas. David Ullhman vuelve a compartir en este artículo su postura e impresiones sobre la manera de vestir.
¡Hola! Soy David y mi interés es el de comunicar a todo mundo aquellas cosas relacionadas con la cultura que me encantan, que me fascinan y que considero han sido pensadas y realizadas con mucha calidad.
Existe un término denominado “competencia comunicativa” y en una de sus tantas acepciones se refiere a la capacidad que tenemos las personas de modificar o adecuar nuestra forma de hablar dependiendo de la situación en la que nos encontremos, el lugar donde estemos o el momento presentado. El término deriva de la competencia lingüística considerada en lo pragmático o en el acto del habla en relación con la sociedad, con otros hablantes. Un persona tiene una alta competencia cuando es capaz de generar un diálogo y emitir un discurso coherente con su interlocutor o grupo de personas con las que está hablando en determinado tiempo.
A grandes rasgos esto significa que las personas somos capaces en diferentes grados de modular o adecuar nuestra forma de hablar con otras personas. No nos expresamos de la misma forma con los amigos que con los profesores o la familia. No emitimos los mismos tipos de oraciones cuando estamos en el cine con toda nuestra bola de amigos a cuando estamos en una cena formal. Escogemos cada una de las palabras en un proceso rápido y las colocamos de manera que consideramos son acertadas para la idea que queremos expresar.
Con la ropa sucede lo mismo: tenemos todas las prendas existentes que juegan el papel de las palabras y con estas prendas podemos formar miles de combinaciones tan similares a formar una oración. Así el vestido de gala significa “voy a una fiesta o a un evento especial”, el pants y las playeras holgadas un “estoy por hacer ejercicio” o “me quedaré cómodo en casa”. De igual forma cada uno de los códigos de vestir identifica a ciertos grupos sociales denotando sectores tan diversos como la edad, lo económico, laboral, religioso y en algunas ocasiones preferencias de varios tipos. Los códigos de vestir hacen que nos identifiquemos con otros y que de manera distinta al habla nos comuniquemos.
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Sin embargo así como hay que tener cuidado con las palabras también tenemos que hacerlo con la ropa. Si bien uno es libre de vestirse como quiera a expensas de ser criticado existen situaciones en las que uno tiene que adaptarse y entender que no es posible vestir lo que uno quiera, no se puede llegar a la entrevista de trabajo con sandalias, short y camisa sin mangas cuando se ha solicitado “buena presentación” porque el mensaje que transmites es “no puse atención a las primeras indicaciones” por lo tanto se pensará que no estás tan interesado en conseguir el puesto.
Los códigos de vestir también representan un juego importante en el día con día y es que, a diferencia de las palabras, la ropa tiene valor monetario y no la podemos cambiar según todas las situaciones que se nos presenten en el día si no las tenemos previstas. Por ello existe una consideración que creo de vital importancia: si te vistes bien probablemente te traten bien.
Sí, es verdadero eso de que nos tenemos que vestir como más cómodos nos sintamos y que expresemos quienes somos con nuestra ropa y es que hasta si no te gusta la moda empleas un código de vestimenta que dice “no me interesa la moda y por eso utilicé esta prenda súper genérica” y esto podría ser discutido pero ya lo hicieron en la película The Devil Wears Prada. Pero vestirse es una acto de comunicación y por ello tenemos que ser cuidadosos de lo que vamos a comunicar a los demás y la respuesta que vamos a recibir.
En lo personal trato de vestirme como me siento y no incurro en las prendas de grandes pasarelas pero sí cuido lo que me pongo y lo que compro para ponerme porque sin importar como me sienta trato de vestirme con prendas que gustan a la mayoría, incluso que están a la moda, porque cuando lo hago me tratan bien y cuando me tratan bien me siento increíblemente bien.
