Ahora que he escrito sobre la conmemoración de días importantes y de celebraciones mundiales, hay uno en específico que sin duda es de mis favoritos: el Día Internacional del Jazz. A lo largo de los siglos, la música ha demostrado ser un poderoso medio de comunicación. Ya analizado, su relación con diversas áreas y disciplinas de la vida cotidiana es tan importante como elemental.  Cuando ésta surge de la fusión de estilos musicales de diversas procedencias y logra una expresión armoniosa a la que son sensibles muchas culturas distintas, el acercamiento es total; el jazz es un ejemplo de ello.

El jazz es una mezcla de tradiciones musicales europeas y africanas, este estilo musical único nació en el sur de los Estados Unidos, pero hunde sus raíces en África. El jazz se ha convertido en una forma artística internacional, que evoluciona a medida que viaja por el mundo, tomando prestado lo mejor de otras naciones y regiones para enriquecerse; el jazz habla muchas lenguas y se ha vuelto una fuerza unificadora para sus seguidores, sin distinción de raza, religión, origen étnico o nacional. Todos bailamos, todos cantamos y todos disfrutamos de cada pieza que surge de dicho género ya sea un poco más tranquila o que el ritmo provoque hasta al más arrítmico bailar.  Tan celebrado, conocido y festejado, que fue proclamado como internacional por la Unesco en París el 26 de agosto de 2011, lo que ocasiona su celebración con fiestas, conciertos, conferencias y demás acciones que giren en torno a dicho género musical.

El jazz en lo personal me encanta, ya que desconoce las brechas generacionales, une culturas y aporta comprensión y tolerancia. Como forma de libertad de expresión, el jazz siempre permite estar en contacto con cualquier estilo, con el atrevimiento y la experimentación, simboliza la unidad y la paz, fomenta la igualdad de género y promueve la innovación artística, la improvisación y la integración de músicas tradicionales en las formas musicales modernas. Y bueno existen diversas figuras que le ponen voz al género. Hoy quisiera abordar en específico a algunas mujeres que además de enamorarnos con sus voces, adentrarnos en el jazz de una forma exquisita impactan con su estilo e influencia en la moda. La primera, mi favorita, la eterna y recién cumpleañera, Billie Holliday.

«Lady Jazz» la gran Billie Holliday

Billie Holiday nació el 7 de abril de 1915 en Philadelphia. En 1930 debutó en los clubs de Harlem y fue descubierta por John Hammond. Con su nombre artístico, un homenaje a la actriz Billie Dove, la cantante se convirtió en una de las estrellas del jazz, hasta su muerte en 1959. A lo largo de su carrera dejó varios algunos álbumes clave para el género. Su voz es desgarradora, incomprendida, hasta cierto punto. Vivió una vida de tragedias pero siempre marcó una pauta importante en el mundo del jazz.

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Su imagen de mujer atormentada dictaba el tono de algunas de sus grabaciones

Ella Fitzgerald, «la Dama de la Canción» del jazz

Ella Fitzgerald nació en la ciudad de Newport en el año 1917 y bajo el apodo de Lady Ella o La Dama de la Canción influyó enormemente en la historia de la música a nivel mundial, ya que la prodigiosa voz que tenía era más que suficiente para enamorar y cautivar a quien la escuchaba. Ganadora de 13 premios Grammy se consolidó como una gran artista por su capacidad de trasformarse e incursionar en todos los géneros musicales como swing, blues, bossa nova, samba, gospel, calypso, canciones navideñas, pop, etc.

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El arte del «scat», técnica que identificó sus composiciones, lo aprendió durante la etapa que conoció a Louis Armstrong, una de sus influencias

Peggy Lee, la chica blanca que revolucionó el jazz

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Además de tener una voz única, Peggy se distinguió por su estilo y su buen gusto al portar diversos accesorios y conjuntos de moda.

Ethel Waters, el jazz en una voz

Ethel Waters tiene esa voz in off, esa voz armónica que quieres escuchar para trabajar, para leer y para tomar un café. El mejor acompañamiento para una cena y hasta para estudiar. Fue nominada a un Oscar, (siendo el segundo afroamericano en llegar a serlo). Como cantante, además de blues, interpretó jazz, música de big band, gospel y música popular, tanto sobre los escenarios de Broadway como en conciertos.

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Ethel Waters es una conjunción de sonidos, acordes que a más de uno hacen vibrar

Las mujeres que inspiran y que influyen a imitarlas en el jazz son contadas. Además de las anteriores cuatro grandes cantantes, no puedo omitir la alegría que me causa escuchar «Feeling Good» de Nina Simone, o la felicidad de «Baby – You´ve got what it takes» de Dinah Washington, mientras que Sarah Vaughan me acompaña para trabajar o Bessi Smith que por una maravillosa recomendación conocí y claro no se puede dejar de mencionar a nuestros orgullos del jazz mexicano, Iraida Noriega, quien mezcla diversos géneros como el groovy y el blues poniendo a bailar y cantar en cualquier escenario donde se presente.

Hay muchas opciones, celebren este día y escuchen mucho jazz seguro en sus ciudades habrá una gran fiesta para este género que a todos nos pone feliz. Recomiendo en Puebla y cercanías, la celebración del Día Internacional del Jazz en el marco del Festival Internacional Jazzatlán, una experiencia única pues será un maratón de conciertos en un increíble escenario: el kiosko del zócalo de San Pedro, seguro les encantará.

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Imágenes vía Pinterest