Martes 18 de octubre de 2016
Esta mañana amanezco con 28 años. En mi mente daban vuelta miles de temas, moda, fotografía, editorial, mujeres, relación de moda – cultura, vínculo de moda – escritoras, colores, modos de ver y sentir a la moda de una forma artística y cultural, esa es mi posición en este maravilloso universo bloguero del que me he rodeado gracias a FBM. Entre las diferentes libretas de anotaciones que tengo, apunté algunos títulos e ideas que me gustaría desarrollar en este espacio; sin embargo decidí justo en este día, comenzar una dinámica especial, un espacio diferente y con el que espero, se identifiquen tanto como yo lo pensé en un principio: la idea de los diarios.
Sí, regresar a esos clásicos momentos de una misma en la que encierras por media, una o hasta dos horas a escribir y pensar en lo que hiciste en el día, en el fin de semana, en qué preocupaciones tienes y cuáles otras más ocultas para ti misma. Esos pequeños rincones que nos generan preguntas, conclusiones que nosotras mismas nos contestamos y hasta consejos que sin querer nos damos. Desde ayer pensé en aquellos que después fueron encontrados y publicados como los que varias veces he citado por aquí, los de Anaïs Nin, y aunque el fin de estas publicaciones no es que sean encontradas y publicadas como los grandes escritos de la moda y la cultura, si sé que serán un punto de alivio para la construcción de un modo de pensar, de compartir y hasta de recordar influencias importantes en nuestro que hacer de vida.
Llegué a la conclusión de un «diario virtual» como reto, como forma de crecimiento y a la vez de arraigo. No es el primero que escribo pero sin duda será un espacio muy querido. De niña recuerdo mucho que me tomaba literal la palabra «diario», terminaba de comer y corría a escribir porque sino se me iba a olvidar lo que me había pasado en la escuela, era muy detallada y hasta un tanto exhaustiva. Agobiada y a veces relegada posponía esos tiempos, un día, un mes y llegaba a acumular tanto que era tal la angustia que dejé de hacerlo. Había veces que cuando no me gustaba algo de mí o de lo que había vivido no lo escribía, arrancaba la página o me autocensuraba tachando todo. [No será el caso de esta dinámica, en definitiva], pero creo que es un gran método de ejercer la escritura creativa, de conectarnos con contar, lo que nos gusta, lo que vimos en una revista, lo que leíamos en nuestro último libro, lo que vivimos como inspiración al día.
Y así hoy comienzo, recordando una gran exposición que pasó por Ciudad de México hace un par de meses, «Women: new portraits» de Annie Leibovitz. Una experiencia maravillosa, para empezar por la expectativa enorme que había causado que esta maravillosa fotógrafa llegara a México y después por el eco que dejaba al saber que su exposición albergaba diferentes tipos de mujeres en tiempos de crisis mundial. La primera impresión fue el espacio que se le dedicó para exponer: Proyecto Público Prim, una ex casona ahora convertida en galería, una construcción que ostenta murales en sus paredes, vigas en sus techos y ese aire abandonado y misterioso que las casonas de la colonia Juárez guardan.
El montaje, una amplia estancia con sillas en medio círculo, tres enormes pantallas que proyectaban y cambiaban diferentes fotografías de grandes mujeres de la historia. Famosas o no, al final mujeres. Escritoras, obreras, artistas, todas unidas a través del lente de una fotógrafa que supo ver más allá de lo que son, que rescató su esencia y supo transmitirla con el poder de la imagen. Diferente, original y con un toque de atellier, la exposición fue puesta sobre una serie de mamparas con las fotografías en diferentes formatos, contando sus historias, sus formas de ver la vida. Yoko Ono, Susan Sontag, Maryl Streep, Lena Dunham, Elizabeth Warren, Andrea Medina Rosas, Gloria Steinem, Anna Wintour, Elena Poniatowska… son algunas de las grandes mujeres que ilustran dicha muestra. Y bueno no puedo dejar de mencionar que además se nutrió de otros espacios, salas de lectura de libros de arte y fotografía de otros grandes artistas, una sala audiovisual y diferentes salones restaurados que nos dejaron las más lindas imágenes.
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Hoy comienzo estos diarios, una nueva etapa, una nueva forma de seguir transmitiendo estos pequeños anclajes de vida, disfrutemos de cada pequeño detalle y de esas grandezas que ofrece la escritura y la conexión con uno mismo.
