La moda como incentivo social

Existen muchas iniciativas y propuestas que tratan de acercar a la sociedad a planes, generalmente de arte y cultura, para poder estar en contacto con nuevas tendencias y poder realizar actividades recreativas que conecten unos con otros, para poder crear convivencia y armonía en nuestro alrededor.

Personalmente creo que muchas de éstas actividades han sido programas fructíferos para acercar a muchas personas a expresiones que son desconocidas, y que llenan una perspectiva de conocimiento y autogestión de lo que buscamos hacer para acrecentar nuestro crecimiento. Pintura, fotografía, escultura, cine, son de las artes más solicitadas por museos y por profesionales que implementan dichos planes para difundir la cultura en nuestro país, y los cuales también han servido para regenerar el tejido social. ¿A qué me refiero con esto?. En últimos tiempos y lamentablemente, hemos sido testigos de numeroso hechos de violencia y crimen en muchos países, ocasionando que la gente no salga de sus casas y tenga miedo de seguir llevando una vida «normal», así como los grupos vulnerables a los que no llegan ciertos recursos y su situación los obliga a vivir en prácticas ilícitas y/o que conlleven a la autodestrucción.

Es por esto que se crean planes que busquen la equidad y la forma de conectar a los jóvenes con nuevas propuestas de crecimiento. Buscando un poco sobre programas de regeneración, encontré dos casos bastante curiosos y ¿por qué lo digo así? Porque en ambos la moda es la marca de partida para mostrarle al mundo hasta qué punto puede desempeñar una labor social, y en el que éste fenómeno también irrumpa con la cotidianeidad del ser humano y trasque todos sus sentidos. El primer proyecto es Casa Geração Vidigal, una escuela de moda y estilismo fundada por Nadine Gonzalez, la cual  pretende transformar a jóvenes sin recursos en profesionales de ésta industria y que tengan otro tipo de actividades en las que puedan utilizar su tiempo libre, ya que, como preámbulo, ésta escuela surgió de una favela en Brasil que violentada por el narcotráfico poco a poco ha logrado darle un giro; muchas de las prendas elaboradas por la primera generación [recién graduados el semestre pasado] fueron presentadas en el marco de la reciente Rio Fashion Week.

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Así como la «Favela Fashion» hay un fondo muy especial dedicado a la ayuda de un grupo social muy importante en el continente Africano. El «Proyecto Maasai de Pikolinos» ha hecho posible que más de 1.600 familias en Kenia hayan mejorado su calidad de vida, éste se basa en reconocer la labor artesanal de cada fabricante ya que gracias a este proyecto, las mujeres de esta comunidad han logrado ganar, por primera vez, un salario, algo reservado, como en otros muchos lugares de África, exclusivamente a los hombres. Pero lo más importante es que el trabajo que realizan les permite mantener su cultura y su estilo de vida. Este proyecto por el que Pikolinos fue galardonado en 2011 y 2012, teniendo como embajadora en éste último a Adriana Karembeu y en 2013 a Olivia Palermo.

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