“Las mujeres siempre son más importantes que la ropa”. Peter Lindbergh
Contemplar una fotografía es admirar una ventana hacía los ojos de un artista. Una forma de descubrir una parte del universo que ofrece cierta naturaleza para mostrarse en pixeles e impresiones que se postran en la memoria colectiva. Desde la fotografía documental, la de paisaje o la de moda, los fotógrafos se interesan en capturar ese momento que será acervo de una vida llena de experiencias y emociones que, deseosos de compartir con la sociedad, ofrecen un legado de arte y de acervo cultural. Belleza, estética, elegancia, son algunas de las características que me llaman la atención de la fotografía de moda, en la que lo principal son las prendas y el entorno que encierra este mundo, las modelos siempre serán el porte que delimite y resalte cada producto o servicio pero también quienes son las protagonistas de campañas de publicidad exitosas; lejos de ello y viendo el objetivo de resaltar esa mirada, a esa mujer y ese momento, Peter Lindbergh es en definitiva el fotógrafo más profundo y a la vez sutil que incrementa el poder de la femineidad y lo transforma completamente para dar un giro de intérprete a la modelo.
Nacido en el contexto de las bombas de la II Guerra Mundial, creció en un ambiente lejano a la ciudad, en la que para protegerse, muchas personas tenían que vivir en granjas o a las afueras. Aficionado a los juegos de pelota y los veranos en convivencia con su familia, siempre tuvo la inquietud de la decoración y la arquitectura de la imagen. A los 15 años comenzó a trabajar como escaparatista en una tienda para que se le diera la oportunidad de ahorrar y descubrir que su verdadera pasión estaba en la fotografía. Recorrió España, Francia y Marruecos, con la idea de recopilar esas imágenes que lo pondrían en el ojo público y con el que pudiera proliferar su arte. Se matriculó en la escuela de arte y logró montar su primera exposición en 1969, la que le valió el reconocimiento social y lo llevo a la búsqueda de sus mejores ángulos en la capital de la moda, París.
Desde siempre y gracias a su acervo fotográfico, Peter ha conservado un aspecto esencial y básico en su fotografía: el blanco y negro. Como técnica, creo que es la más estética y nostálgica que existe, ya que venera a la añoranza y a la vulnerabilidad de la persona retratada, la falta de color hace que la definición de los sentimientos y las emociones sean más claras y ayuden a plasmar una interpretación de la realidad sin frivolidades ni elementos que vicien la misma imagen. En un contexto contemporáneo, puede ser que las veamos un tanto anticuadas por el giro que en general tienen las editoriales de moda, sin embargo, el blanco y negro es un clásico que no pasará de vista y que pocos son dignos de lograr. Lindbergh rompre paradigmas, cánones y reglas para explotar un lado más real y natural. Al revisar un poco de su trabajo te das cuenta que no se necesita una gran producción, ni cambios radicales para resaltar la belleza de una mujer, ya que en un mundo tan estereotipado y/o glamouroso eso pasa a segundo término; con Peter eso no sucede, ya que con un sello único, una distinción que resalta entre los demás, sobresalta la insondable sublimidad de las modelos, que acostumbradas a la pose y el en ocasiones, excesivo maquillaje, olvidan la esencia de la belleza natural.
Sin duda alguna, hay una selecta lista de exitosos fotógrafos que llevan el nombre de la imagen de moda, muy alto, sin embargo, este espacio no podría ser el mismo sin la figura de Peter Lindbergh. Campañas emblemáticas como la de Kate Moss con Calvin Klein, las de Donna Karan o Jil Sander son ejemplos precisos de la sensibilidad y conexión que llega a tener entre las modelos y la lente. Portadas célebres como la elaborada con las supermodelos Naomi Campbell, Cindy Crawford, Tatjana Patitz, Christy Turlington y Linda Evangelista para Vogue UK, muestran que incluso sin tener nada puesto, las mujeres son esa fuerza y esa virtud que logra unir universos.
Sin salir de la fotografía, ha elaborado un sinnúmero de documentos artísticos, como sus más de 5 libros, el documental Inner Voices, el cual ganó el premio IFTC en el Festival de Cine de Toronto, o las maravillosas exposiciones que generalmente conllevan a la mujer como el título principal de su obra. Fotógrafo con el que la misma Anna Wintour se identificó y eligió para que disparará su primera portada como editora de Vogue USA, Peter se destacó por capturar los rostros mediáticos de todas las épocas como Demi Moore, Penélope Cruz, Uma Thurman, Cate Blanchett, Monica Bellucci, Isabella Rossellini, Arteha Franklin, Helena Christensen, Marion Cotillard, Cyndi Crawford, Kate Moss, Milla Jovovich y muchas muchas más.
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«La creatividad es el deseo de expresarnos. Formular estas expresiones que muestren experiencias, sueños, deseos y la experimentación de mezclar lo que fue, lo que es y lo que podría ser. No creo que se puede aprender, es más bien algo que evoluciona. Su percepción de que todo en su vida se llene de este ensamble» – Peter Lindbergh
Maricarla Boscono – Vogue Italia Enero 2014:
Detrás de cámaras de Dolce & Gabbana’s «The one»:
Imágenes vía: www.peterlindbergh.com, 1, 2
