De la moda, lo que te acomoda. Es lo que dicen nuestras abuelitas. Pero muchas veces, cuando eres “víctima de la moda” la comodidad es lo que menos te importa. Principal sospechoso: los tacones. En verdad ¿a alguien le parecen cómodos? Pero el glamour es lo más importante, y no nos importa llevar 5 horas bailando en los XV años de la ahijada de tu mamá; cuando todas las señoras ya se pusieron sus flip flops de recuerdo con las iniciales grabadas de los enamorados, nosotras seguimos en tacones: “ay no, para nada me cansan, no sabes, estoy súper acostumbrada a los tacones”, MENTIRA. Por supuesto que cansan, por más que los uses a diario, sobre todo después de varias sesiones de música versátil.
Y así transcurre la vida de un amante de la moda; tacones, faldas lápiz que no te dejan sentarte, escotes abiertos que siempre tienes que estar cuidando, joyería pesada y maquillaje que hay que retocar, discretamente, cada hora. Pero algo sucedió el año pasado: las fashionistas dejaron de lado los tacones y verse a la moda ya no implicaba perfección, ahora implicaba fealdad. Y es así como nacieron las ugly trends. Tendencias feas.
La diseñadora Phoebe Philo y su marca Céline, trajeron de vuelta a este mundo las sandalias tipo Birkenstock, una marca alemana que solía usar mi vecina, catalogada como hippie, cuyo atuendo diario era el siguiente: vestido estampado sin forma, sombrero redondeado de mimbre, múltiples y largos collares, calcetines y sandalias Birkenstock. Anti fashion. Al contrario. Trendsetter. Mi vecina ya usaba desde hace muchos años la tendencia Céline, sandalias pero con un toque glam, peluche, agregando comodidad y una doble función de limpia pisos.
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Y empiezan a surgir los debates: son feas pero ¡Phoebe Philo las puso en su desfile! El total dilema de la chica fashion que sigue las tendencias sin pensarlo. Miles de bloggers a usarlas, street style y muchas revistas con artículos justificando looks “miren si ven este look, no se ven tan feas”. Isabel Marant también hizo de las suyas y nos ofreció los tenis con plataforma los cuales, debo admitirlo, me parecen una buena y bella idea, lo contrario a los que se han empezado a vender comercialmente. Ojo, no tengo nada en contra de no comprar el original de diseñador (ya sabemos que lo primero es comer), pero sí en comprar algo que parece que se le pusieron las menores ganas al hacerlo (la plataforma debe estar escondida, por dios).
En esta ocasión, queremos ver las cosas desde otro ángulo. Más allá de solo seguir una tendencia porque a algún diseñador le pareció buena idea (tengo teorías paranoicas de conspiración en las que Birkenstock llegó a un acuerdo económico con Céline para revivir las sandalias), creo que la moda ha podido regresar a un lugar de fácil acceso para la mujer. También este año se puso de moda usar tenis para correr con atuendos casuales. Me más que apunto a eso. Cuando se es una mujer que trabaja, limpia, cocina, va al gimnasio, escribe, va a la escuela, o tiene hijos (como lo somos la mayoría de las mujeres), la moda ha entendido que ya no es posible lucir siempre perfecta y no sufrir en el camino.
La moda se ha adaptado a la forma de vida de la mujer actual, dejándola seguir sintiendo el glamour en su vida diaria, aún con una sandalias feas puestas ¿a ustedes que les parecen?
Sólo me gustan los tenis con Plataformas, las sandalias son horrhorribles.