Una ciudad, el escenario perfecto de múltiples expresiones que alberga el arte y la cultura de sus habitantes. Hay algunas que resaltan por su arquitectura, su gastronomía, la naturaleza o la historia que encierra su nacimiento y crecimiento como nación, pero hay algunas que parecen tenerlo todo. Como un referente del nacimiento del arte y la cultura, Florencia ha sido la casa de numerosos artistas que poseen un legado importante en ambos ámbitos, en el que con su obra representan movimientos, manifestaciones e influencias que captan la atención y la adulación de quienes se sienten atraídos por las disciplinas estéticas. La capital toscana es además, célebre en la Edad Media por sus escuelas de pintura y escultura favorecida por los Medicis, gobernantes de la República y quienes dotaron de un amplio bagaje a distintos recintos culturales y educativos, de los cuales resalta la posesión de grandes monumentos como el Palazzo Pitti, la Galería degli Uffizi y el Palazzo Pucci, del cual se desprende otra de las características que hacen de Florencia una ciudad única en el mundo: la moda.
Existen varios diseñadores y casas de moda que con el hecho de presentar una colección se sabe que es alta costura y posee un estilo único, elegante lleno de cultura y tradición, emblemas de la ciudad que han establecido por décadas su herencia y travesía por el mundo contemporáneo de la moda, y quienes a manera de homenaje, elaboran una serie de obras que representen «Firenze: Hometown of Fashion». Ermanno Scervino, Gucci, Salvatore Ferragamo y Emilio Pucci son los protagonistas de la moda internacional que han sido invitados a intervenir su ciudad con la curaduría de sus conocimientos de moda en diferentes recintos de gran importancia. En días pasados, uno de los sitios intervenidos fue el Battistero di Firenze, quien vecino al Duomo fue el elegido por Emilio Pucci para representar la obra que celebraría el 60 aniversario de dicha festividad.
¿La obra?
Una implementación de un acto de intervención pública. Llamado «Monumental Pucci», la obra se basó en una enorme cubierta que vestiría el recinto como una copia de la mascada diseñada por Pucci en 1957 con un estampado de la vista aérea de la Piazza San Giovanni, en la que se puede visualizar parte del Battistero, el Duomo y las calles de la mítica ciudad que se engalana de poseer los colores clásicos del diseñador florentino: amarillo limón, naranja, verde, azul, fucsia y la rosa Emilio que, unidos a visibles trazos en negro, convirtiendo al recinto en un icono fashion.
A pesar de que se vea como una «gran lona» los detalles han sido cuidadosamente elaborados, ya que la atención que se capta de primera instancia es que además de poseer colores muy llamativos, el diseño es un dibujo tridimensional de la original mascada, los patrones, la seda y la precisión en la arquitectura de la obra muestran la dedicación y la inspiración que la ciudad ha sido para la casa Pucci, la cual además de conmemorar dicho homenaje, comparte la celebración por el centenario del diseñador a finales de este 2014.
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Emilio Pucci siempre fue reconocido como el «diseñador privilegiado» ya que al provenir de una familia con recursos, sus pretensiones al empezar a entrar en el mundo de la moda no le fueron difícil de conseguir, impresionando a más de uno con la técnica de patronaje y de creatividad a través del color para crear estupendas prendas, de corte llamativo y novedoso para la época y quien ahora consolida su legado con la presentación artística de uno de los símbolos más reconocidos del mundo de la moda a través del Battistero. Hay un detalle importante a resaltar en esta iniciativa; al ser Florencia una ciudad reconocida por sus diseñadores, el Ministerio de Desarrollo Económico y la Agencia Italiana de Comercio se unen a las casas de moda para generar una intersección de fuerzas y poder resaltar el valor cultural de de la ciudad.
